Ir al contenido principal

El secreto del jardín



Irene de Rocamora nació tras estas rejas en los tiempos de la reina Germana de Foix, viuda del “Católico” y virreina de Valencia. El esplendor de esta corte renacentista no parecía ensombrecerse con las crueldades que Germana infligió a sus enemigos políticos. La noble Irene creció en una ciudad alegre y cultivada, prestigiosa y bella, elogiada desde todos los rincones del mundo conocido. Asistió a suntuosas fiestas y aprendió los preceptos de la más delicada cortesía. En su juventud experimentó los placeres de una aventura galante con mucho recato; y cuentan que un joven de la familia Trénor murió en un duelo por defender su honor. Pero solo los muros de su jardín conocen el secreto de sus amores con un morisco que se hacía llamar Ovidio, para ocultar su origen, y que le recitaba hermosos versos en noches de plata y nardos; le hacía el amor con una inmensa dulzura bajo la atenta mirada de su criada Melibea. La historia no acabó en tragedia porque los moriscos fueron expulsados del reino. Dicen que el llanto de Irene, derramado sobre las plantas, embelleció aún más el magnífico vergel.




Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué escribes o quieres ser escritor?

¿Por qué respiras y quieres seguir respirando? Nunca me he formulado esta pregunta ni tampoco la que encabeza este texto. Me encontré un buen día, hace de esto ya mucho tiempo (a mitad del siglo pasado), existiendo y mi vida, supongo, era normal, tenía una familia, una casa,  íba al colegio, mi padre era comerciante y mi madre se ocupaba de las labores del hogar y de nosotros, sus tres hijos. Salíamos los fines de semana (a tomar gambas a la plancha de aperitivo los domingos después de misa, de eso me acuerdo muy bien). Recuerdo muchas otras cosas que no vienen al caso y recuerdo también que desde siempre había un sueño que estaba conmigo, desde que leí los primeros libros, ese sueño era escribir, ser escritora, tener un aspecto serio y distinguido y hablar con fluidez de los asuntos más profundos de la vida. Pero ese sueño, permitidme la reiteración de la palabra, no era un deseo consciente, no era algo a lo que yo aspirara, no me consideraba agraciada con ningún tal

El último detalle

Lucía Quiroga salió del bar a fumarse un cigarrillo a la calle. Hacía un frío de mil demonios en la madrugada del 30 de enero del 2010. Aspiró una bocanada intensa de alquitrán y nicotina que suavizó momentáneamente su desasosiego. Lo tenía en sus manos, sólo faltaba un detalle, el detalle definitivo que llevaría a Domingo Ortuño -un político tan aclamado por un sector de la población como vituperado por el otro-, a pasar una buena temporada a la sombra. Había estado toda la noche al acecho de aquella jovencita alocada, de no más de 16 años, subida en unos tacones de vértigo, con un vestido rojo ceñido a su cuerpo a modo de segunda piel, una melena larga aleonada y un rostro de niña consentida escondido tras varias capas de maquillaje que le daban un aspecto de muñeca frívola y seductora. Volvió a entrar al palacete convertido en el local nocturno más concurrido por la crema de la ciudad. Ahora ya no había una nube de humo al entrar como hacía un mes. Una banda de j

UN CUENTO CHINO

La han sacado del río inerte. Chen Xingwu, por primera vez en su vida, deja que unas lágrimas resbalen por la arrugada piel de su rostro viril, curtido de soles al son de su pala cavando la tierra, en su interminable lucha por labrar una cosecha. Lili, su adorada niña de quince años, yace muerta en el suelo, devuelta por las sedientas aguas del río Amarillo, el turbio y terrible “río de barro” que devora a su paso bosques y praderas. La gente se arremolina en torno a ellos. Por todas partes deambula el dolor y el miedo Es tiempo de lluvias en la árida meseta de Loess, situada en las entrañas de la profunda China. Pedazos de tierra mojada se deslizan hacia el río. Chen Xingwu le cierra los ojos a su hija, la limpia de lodos y la acaricia apretándola contra su pecho mientras llora inconsolablemente. Le costó decidirse a aceptar a esa niña. En 1986 se había casado con So Young, una joven coreana a la que había comprado en el mercado de novias, a un vendedor itinerante, después de