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El callejón


Había escrito una historia tétrica aquella tarde. Se desarrollaba en un oscuro callejón con altos arbustos a los lados pertenecientes a las casas vecinas. Mientras lo recorría con gran inquietud, una sombra surgía de entre las ramas y allí encontraba yo la muerte a cuchilladas, sin piedad y exenta de toda lógica. Cuando lo terminé, quedé profundamente insatisfecho y abandoné el relato en un archivo de mi ordenador. Más tarde, cuando la noche cayó como un pesado fardo, un impulso irrefrenable me llevó a deambular por las calles de mi ciudad sin rumbo determinado. De pronto llegué a un lugar que respondía exactamente al que yo había descrito en mi cuento. Preso del pánico, desanduve el camino a toda prisa y no paré hasta dar con mis huesos en un iluminado bar donde unos cuantos tragos y una banda de jazz, me devolvieron la calma.   


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