Ir al contenido principal

Sueño, luego vivo.





Sueño, luego vivo,
tu sonrisa confiada
apoyada en mi hombro maternal.

Escucho tu parloteo incesante
hablándome de esto y de lo otro...
Sin pausa...

Por la noche
te leo un comic de Tintín
hasta que el sueño te transporta a otro lugar.


Llega el día de tu debut en el cine,
acudimos, solemnes, al estreno de ET,
tu vocecilla de niño
resuena en la sala en la primera escena:
-¡Mira, mamá, una casita en Canadá!
Risa general.

Después te comportas como un caballero,
muy atento a la pantalla
hasta que tu voz suena de nuevo:
-Mamá ¿cuándo sale Popeye?
Otra vez las risas de la gente,
se lo toman bien,
no nos echan del cine.

Una fiebre infantil
nos recluye en casa,
llevamos batas de cuadros y zapatillas,
la estufa de leña caldea la buhardilla,
jugamos a las cartas,
mientras una cacerola
recoge las gotas de lluvia
que se filtran por el tejado,
plas, plas, plas...

Otro día vamos muy serios
al Teatro Principal,
Tricicle nos entusiasma,
cuando salimos me dices:
-A mí me gustan las mujeres y la fanta.

Sueño, luego vivo,
que estamos juntos,
que seguimos hablando, hablando, hablando...
y que puedo estrecharte fuertemente
entre mis brazos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué escribes o quieres ser escritor?

¿Por qué respiras y quieres seguir respirando? Nunca me he formulado esta pregunta ni tampoco la que encabeza este texto. Me encontré un buen día, hace de esto ya mucho tiempo (a mitad del siglo pasado), existiendo y mi vida, supongo, era normal, tenía una familia, una casa,  íba al colegio, mi padre era comerciante y mi madre se ocupaba de las labores del hogar y de nosotros, sus tres hijos. Salíamos los fines de semana (a tomar gambas a la plancha de aperitivo los domingos después de misa, de eso me acuerdo muy bien). Recuerdo muchas otras cosas que no vienen al caso y recuerdo también que desde siempre había un sueño que estaba conmigo, desde que leí los primeros libros, ese sueño era escribir, ser escritora, tener un aspecto serio y distinguido y hablar con fluidez de los asuntos más profundos de la vida. Pero ese sueño, permitidme la reiteración de la palabra, no era un deseo consciente, no era algo a lo que yo aspirara, no me consideraba agraciada con ningún...

El último detalle

Lucía Quiroga salió del bar a fumarse un cigarrillo a la calle. Hacía un frío de mil demonios en la madrugada del 30 de enero del 2010. Aspiró una bocanada intensa de alquitrán y nicotina que suavizó momentáneamente su desasosiego. Lo tenía en sus manos, sólo faltaba un detalle, el detalle definitivo que llevaría a Domingo Ortuño -un político tan aclamado por un sector de la población como vituperado por el otro-, a pasar una buena temporada a la sombra. Había estado toda la noche al acecho de aquella jovencita alocada, de no más de 16 años, subida en unos tacones de vértigo, con un vestido rojo ceñido a su cuerpo a modo de segunda piel, una melena larga aleonada y un rostro de niña consentida escondido tras varias capas de maquillaje que le daban un aspecto de muñeca frívola y seductora. Volvió a entrar al palacete convertido en el local nocturno más concurrido por la crema de la ciudad. Ahora ya no había una nube de humo al entrar como hacía un mes. Una banda de j...

Eufemio y Leonora

Eufemio es el portero más antiguo del lujoso barrio de la Alameda. Tiene cincuenta años y conserva un aire sano y joven debido a su ordenada vida que incluye muchas horas de trabajo, una dieta sana y una hora de natación,   cada noche,   en la piscina del edificio. Durante el mes de agosto, la mayoría de los vecinos huyen de la ciudad dejándole al cuidado de sus casas y de sus plantas, especialmente los del ático que poseen una gran terraza con una hermosa ornamentación donde abundan petunias, hibiscos, buganvillas, jazmines, pasionarias, madreselvas, caléndulas y verbenas, entre muchas otras,   que convierten la visita al lugar en una borrachera de aromas y colores. Lleva muchos veranos subiendo al ático y observando con admiración y cierta envidia la hermosa vivienda. Se imagina que es su casa y cómo sería su vida en ella. Este año lo tiene todo decidido, será esta noche. El señor y la señora Palomino se han ido a Nueva York. La casa es suya dura...